lunes, 1 de octubre de 2012

Hoy rescaté a un ser humano...

Los ojos de él se encontraron con los míos, mientras el caminaba lentamente por los pasillos, mirando de forma aprensiva, los perros en la jaula.
Yo inmediatamente me percaté de su necesidad.
Y supe que tenía que ayudar… moví mi colita, aunque no mucho para no asustarlo.

Se detuvo frente a mi jaula, y yo me coloqué de lado para ocultar el pequeño accidente que tuve en mi jaula. No quería que se diera cuenta de que no me habían sacado a pasear hoy… a veces los cuidadores están muy ocupados...
No quería que se llevara una fea imagen de mí mientras leía la tarjeta sobre la jaula con mis datos, y yo esperaba que no sintiera lástima por mi pasado. Sólo me queda ver hacia el futuro y quiero marcar la diferencia en una persona.
Se arrodilló y empezó a hacer ruidos como de besitos. Yo pegué mi hombro y mi cabeza contra los barrotes de la jaula para reconfortarlo. Las suaves puntas de sus dedos acariciaban mi cuello. Se nota que él estaba desesperado por tener alguna compañía.
Una lágrima se deslizó por su mejilla y yo le ofrecí mi pata delantera para que sintiera que todo estaba bien…
De pronto la puerta de mi jaula se abrió y su sonrisa fue tan brillante que inmediatamente salté hacía sus brazos. Le prometí portarme bien, le prometí cuidarlo, estar siempre a su lado. Le prometí que haría todo lo que sea que estuviese a mi alcance para disfrutar siempre de esa radiante sonrisa. Y del brillo de sus ojos yo soy afortunado, yo soy afortunado de que él pasara hoy por mi pasillo.
Hay tantas personas en el mundo que nunca han recorrido alguno de estos pasillos, hay tantas personas que tienen que ser salvadas… al menos yo pude salvar a una.

Atentamente, un perro.

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